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El ojo humano en toda su gloria. A veces difícil imaginar como una máquina tan efectiva para capturar luz pudo evolucionar por selección natural, pero al analizarlo, nos damos cuenta de que es el resultado inevitable a partir de esas primeras células sensibles a la luz que – aunque no podían diferenciar imágenes – le indicaban a nuestro antepasado la presencia de un objeto que creaba una sombra (probablemente un predador).

Es por eso que el ojo ha evolucionado varias veces independientemente en la naturaleza. Poder discernir la luz “visible” es una inmensa ventaja competitiva.

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