Es difícil imaginar lo que pasó por la mente de Stephen el día en que el médico le comunicó su diagnóstico. ¿Qué pasaría por cualquiera de las nuestras si, a los 21 años, apenas comenzando a vivir, se nos informara de que sufrimos de una enfermedad letal, y que nos quedan unos 3 años de vida? Sería comprensible una depresión profunda –quizás al punto de querer terminar con todo de una vez. Al menos así no tendríamos que ver cómo perdemos, poco a poco, el control de nuestros cuerpos, terminando prisioneros de la inhabilidad para expresarnos. Tan solo encontrar la voluntad para seguir luchando es admirable en esta circunstancia. Lo que ha hecho Stephen Hawking, no hay ni por donde comenzar a describirlo.
A pesar de padecer de esclerosis lateral amiotrófica –una condición que atrofia progresivamente los músculos del cuerpo– el doctor Hawking ha tenido una vida larga, completa y llena de logros; ejemplo a seguir para cualquiera, sano o enfermo. A sus más de 70 años, Stephen puede decir que ha aportado significativamente a revelar algunos de los temas más fundamentales y complejos del universo: Demostró que la teoría de la relatividad de Einstein implicaba que el tiempo y el espacio tenían limites (un principio en el big bang y un final en los agujeros negros), resultados que dejaron en evidencia la necesidad de una teoría unificada entre la relatividad y la teoría cuántica –las dos ramas en la frontera del conocimiento físico. También descubrió que los agujeros negros emitían radiación y que eventualmente se evaporarían, desapareciendo por completo.
Todo esto mientras formaba parte de la Sociedad Real de las Artes y la Academia Pontificia de las Ciencias; recibía la Medalla de la Libertad (el más alto honor civil estadounidense), era el Profesor Lucasiano de Matemáticas de Cambridge (puesto que ocupó en su época Isaac Newton) y escribía libros que rompían records entre los más vendidos, haciendo digeribles los aspectos más complicados de la naturaleza para todos sus lectores. Siempre luchando con las complicaciones de su enfermedad sin perder las ganas de vivir otro día, y experimentar todo lo que esta vida –la única que tiene– ofrece. También es una de las pocas personas que han experimentado la sensación de ausencia de gravedad, como pueden verlo en la fotografía.
Stephen Hawking está paralizado, pero su mente trasciende el tiempo y el espacio como pocas pueden soñar hacerlo. Espero que nos siga llevando de pasajeros en sus viajes por muchos años más.
Feliz cumpleaños, Dr. Hawking.
Comparto esas palabras en su homenaje.