Un espíritu inmortal

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Siempre te da algo de nervios cuando llegan a esta parte de la conversación. Sabes que no debería ser así. El hecho de que eres ateo no es un secreto para nadie, así que si está contigo aquí – en este costoso restaurant – compartiendo una mesa y una sonrisa, es porque también comparte de alguna manera tu visión de la vida. En efecto, es virtualmente imposible que sea una fanática religiosa intolerante de esas que tanto te molestan. Aún así, estás sudando. El tema surgió, aunque no lo buscaste, y ahora está cabizbaja, pensativa, maquinando las palabras adecuadas para responder a una pregunta que se te salió por impulso inconsciente, como ese instinto que obliga a inhalar al desafortunado naufrago, destinado a morir ahogado. Juras que no fue tu intención.

“¿Y tú? ¿En qué crees?”

No eres físico, ni mucho menos, pero estás bastante convencido de que hay universos – en algún lugar del infinito – que han existido por menos tiempo que el que ha pasado pensando. ¿Qué clase de ensayo filosófico puede estar construyendo en su cabeza? Tal vez hiciste mal al preguntar (aunque no entiendas bien por qué) y solo lo empeoras no hablando, fingiendo que bebes, sin darte cuenta que en el vaso solo queda hielo. Aún así, es mejor que verbalizar lo que estás pensando: “que no diga una locura” “que no diga una locura” “que no diga una locura”… Mejor esperar, de igual forma, tu reloj te acaba de revelar que es solo Einstein jugando contigo nuevamente: no ha pasado ni un minuto (sin embargo, tu hipótesis sobre los universos se mantiene, y te preguntas si será de mala educación que lo googlées mientras ella piensa). Finalmente, dirige esos ojos grandes hacia ti,

“Me considero muy espiritual, pero no soy religiosa – EN LO ABSOLUTO”.

Demonios. ¿Qué significa eso? Es lo más ambiguo que pudiste haber recibido. Literalmente, “espiritual” es la palabra con más significados en el idioma español. Pero tiene que ser algo complejo, sino, ¿por qué lo pensó tanto? De seguro se refiere a la espiritualidad de la que hablaba Sagan. A ese rechazo a los dogmas y rituales de la religión organizada. Quizá está insatisfecha con la conducta, actos o escándalos de las grandes iglesias, o tal vez está desilusionada con la obvia disonancia entre lo que la religión predica y lo que practica. Sin duda, siente que tiene un lado “espiritual”, uno responsable por el arte, la música, nuestra apreciación por la naturaleza y la belleza. Y que ese lado no está bien representado en la religión. Puedes ver en sus ojos que no está segura de si existe un dios o no, pero que vive su vida asumiendo que – incluso si lo hubiera – nuestro tiempo en La Tierra estará mejor invertido mejorando las condiciones de vida de la especie humana, y no de rodillas, dando dinero a hombres ricos vestidos con batas.

Esta es la mujer de tus sueños. La que siempre has buscado. Quieres pasar el resto de tu vida viendo esos ojos. Como hipnotizado por tu realización reciente, nuevamente hablas sin pensar,

“Eres increíble”

“¡Si! Mis amigos me dicen lo mismo. Pero yo lo siento, ¿sabes? He visto mis vidas pasadas en sueños, y estoy segura de que soy un espíritu inmortal. Esto no se lo digo a todo el mundo… pero me consta que yo fui Cleopatra, hace muchos años. Me consta.”

Pensándolo mejor, quizás te adelantaste.

“Entiendo. ¿Te molesta si googleo algo un momento?”

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