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Me pregunto dónde estarán las personas que afirmaban que el LHC (Gran Colisionador de Hadrones) iba a destruir La Tierra. Probablemente en el mismo sitio que los que afirmaban que se nos venía encima el apocalipsis tecnológico gracias al “Y2K”, durante el cambio de siglo. ¿Existirá algún grupo de apoyo para los alarmistas del fin del mundo? Quizá ustedes ya no lo recuerden, pero un segmento (pequeño) del mundo estaba alzado en armas a mediados del 2008 para evitar que se encendiera la mayor máquina que ha concebido el ser humano.

El LHC se construyó – una colaboración de 10,000 científicos e ingenieros de más de 100 países, por 10 años – para avanzar la frontera del conocimiento humano en lo referente al funcionamiento fundamental del universo. Un túnel de 27 km de largo, diseñado para acelerar protones a casi la velocidad de la luz, y luego chocarlos unos contra otros, midiendo la sopa de partículas resultante. Ya habrán oído que a través de estos experimentos se logró confirmar la existencia del bosón de Higgs, cuyo hallazgo cierra con broche de oro nuestro conocimiento sobre el conjunto de partículas y fuerzas principales que son capaces de afectar la vida humana. Todo esto logrado por individuos de naciones que hace menos de 100 años estaban tratando de destruirse unas a otras (con bastante éxito), ahora colaborando para descubrir los misterios del universo. Actualmente el acelerador está en preparaciones técnicas para descubrir cosas no tan relevantes para la vida humana, pero que son fundamentales en la escala de las galaxias, y el origen y destino del universo (materia y energía oscura, súper simetría, etc.).

Desafortunadamente, no todos apreciaron la belleza de este experimento y lo que representa. Leyendo la mitad de una hipótesis (la imagemitad que confirmaba sus prejuicios sobre la ciencia) que predecía la formación de “micro agujeros negros” a partir de las colisiones, un grupo de individuos inició una campaña para sabotear uno de los logros más hermosos de la humanidad. Según estas personas, el LHC crearía agujeros negros que descenderían al núcleo de La Tierra, devorándola desde adentro. Por supuesto, esa misma hipótesis en la que basaban su juicio también decía que – de crearse – estos agujeros negros se evaporarían en menos de un zeptosegundo (un tiempo inimaginablemente pequeño). Adicionalmente se ha calculado, con base en lo que ya sabemos de los agujeros negros, que si sucediera lo que denunciaban los alarmistas, un micro agujero en el núcleo de La Tierra tardaría millones de millones de millones de años en consumir el planeta. Es decir, muchas veces más que la edad del universo.

La naturaleza, como de costumbre, se habría reído de las presunciones humanas, pues los rayos cósmicos del Sol producen colisiones tan o más energéticas millones de veces por segundo, en la parte superior de nuestra atmósfera. “Míralos – debió pensar el universo – están preocupados porque su maquinita va a crear un agujero negro. Su acelerador de 27 kms va a simular la energía de una supernova. Son tan lindos”

En fin. Siempre habrá quienes decidan quedarse atrás y no ser participes de la frontera del conocimiento. Quienes tengan miedo al progreso. También habrá momentos en los que considerando las consecuencias de un experimento, la mejor decisión sea no hacerlo. Cualquiera sea el caso, nuestra confianza estará siempre mejor puesta en los expertos, que son los que han dedicado su vida a estudiar estos temas.

Para eso les pagamos.

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Sin comentarios
  1. José Zanni dice

    . “Míralos – debió pensar el universo – están preocupados porque su maquinita va a crear un agujero negro. Su acelerador de 27 kms va a simular la energía de una supernova. Son tan lindos”

    Jjajajajajaj 😀 😀 😀

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