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La célebre frase – “El que crea en la telepatía, por favor alce mi mano” – comúnmente atribuida al Genial James Randi*** (aunque él afirma no ser el origen ni conocerlo) – es una excelente representación de una verdad que desafortunadamente (aún en la actualidad) elude a muchas personas: es imposible enviar o recibir información de una mente a otra. Nadie puede “leer” la mente de otra persona, ni comunicarle mensajes.

¿Imposible? – quizá estarán pensando algunos de nuestros lectores – ¿no querrás decir tan solo que no está demostrado? Es una diferenciación válida, y es importante celebrar que seamos capaces de establecerla. Al considerar la veracidad de una afirmación sobre el comportamiento del universo (por ejemplo: el cerebro es capaz de emitir una energía que le permite recibir información de otro sin establecer contacto físico), contamos con dos maneras de atacar el problema: 1) Podemos buscar evidencia directa de que el fenómeno es real; o 2) Podemos evaluar qué tan compatible es el postulado con aquello que sí sabemos sobre el funcionamiento natural.

En el caso de un fenómeno único localizado – por ejemplo: “el núcleo de la Luna está hecho de queso” – podemos reconocer que la aproximación 1 (la evidencia directa) sería suficiente para confirmar o descartar. Si pudiésemos hacer un hoyo en nuestro satélite natural, y llegar hasta su centro, de inmediato nos daríamos cuenta de que no hemos entrado en un océano de suculento queso fundido. Sin embargo, reconociendo la dificultad de hacer un agujero de casi 2000 kilómetros de profundidad, nos sentimos plenamente seguros tomando el segundo camino para evaluar la afirmación – la compatibilidad con lo que ya sabemos.

El queso es un producto lácteo manufacturado por seres humanos. La Luna es un objeto celeste. La probabilidad de que la premisa sea cierta dado ese conocimiento es tan abismalmente baja que podemos descartarla, a menos que efectivamente alguien traiga el queso del núcleo y te prepare un sándwich con él. Justamente a eso se refería Sagan cuando declaraba “afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria”.

En el caso de la telepatía, incontables pruebas controladas han demostrado una y otra vez que las personas que dicen tener esta habilidad no son capaces de ejercerla (al menos bajo presión). Sin embargo, podemos admitir que tan solo podrían ser nerviosos, o farsantes, pero que alguien allí afuera sí sea capaz de lograr la hazaña. En este caso, es la incompatibilidad con lo que sabemos lo que realmente descarta la premisa.

El cerebro humano es una máquina biológica de exquisita complejidad, y es bastante cierto que aún nos falta bastante para entender por completo su funcionamiento, pero hay algo que sí sabemos: de qué está hecho – al nivel más fundamental. Una “mente” es una colección de partículas elementales, organizadas en la forma de átomos y moléculas, interactuando químicamente dados los patrones formados por las neuronas. Reconocer la naturaleza de estas interacciones básicas no disminuye las maravillas del pensamiento y la personalidad, ni minimiza la importancia de los sentimientos. No obstante, si elimina las posibilidades más esotéricas. Para que información se transmita de un sitio a otro, partículas tienen que interactuar (sean visibles o no), y los átomos que conforman un cerebro simplemente no registran tales intercambios. Si la telepatía fuese cierta, esperaríamos poder medir la interacción electromagnética que transmitió la información de una mente a otra, y hasta hacer un hermoso diagrama de Feynman que la describa. Sobra decir que está confirmado que no existe tal transmisión.

Esto le da un vuelco interesante a la premisa: la telepatía no solo no está demostrada, sino que no puede ser cierta si el modelo estándar de partículas es una descripción adecuada de la realidad – algo que cada experimento realizado en los últimos 30 años confirma, y de lo que mucha tecnología depende. Visto así, no es de extrañar que el famoso reto paranormal de Randi – donde ofrece un millón de dólares a quien logre demostrar esta habilidad – continúe todavía sin tener un feliz ganador.

No apostaría por lo contrario.

ApolloXI

***La frase original – tal y como la usó Randi – hace referencia a la telekinesis. Para efectos del post, se usó con respecto a la telepatía.***

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