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Y Marte continúa siendo noticia. Por un lado la evidencia reciente hallada en meteoritos marcianos a favor de la hipótesis de la panspermia (la idea de que la vida terrestre pudo tener su origen en el planeta rojo), y por otro los controvertidos reportes del Curiosity sobre la ausencia de metano en la delgada atmósfera que está analizando (una opinión que no todos en la comunidad científica comparten). Esto sin contar con la publicidad generada por un grupo de personas que pretenden – a través de la magia del Reality TV – establecer una colonia en nuestro frío vecino para la próxima década. Ni que decir de lo ambicioso de tal proyecto, o de los muchos obstáculos a los que se enfrentaría una expedición así.

Sin embargo (casi para redimirse), Curiosity nos ha enviado buenas nuevas con sus últimos análisis, tanto para la investigación continua para ubicar vida marciana, como para cualquier plan de expansión de nuestra especie. Por un buen tiempo hemos sabido que hay agua en nuestro pequeño vecino, congelada en enormes masas heladas en los casquetes polares; y también que posiblemente la preciada sustancia debe estar presente en los distintos estratos del suelo. Lo que no imaginábamos es que alrededor del 2% del polvo que flota alegremente en el viento marciano está compuesto por agua, enlazada químicamente con los minerales que lo conforman. Eso representa alrededor de un vaso de agua por cada 15 litros de volumen de polvo marciano, fácilmente separable en un laboratorio en sitio.

Esto es una noticia mayor para el esfuerzo por explorar el planeta más benigno después de La Tierra. En teoría, un astronauta podría simplemente recoger un poco de terreno, calentarlo, y obtener un vaso de agua pura, estando a -mínimo- 56 millones de kilómetros de La Tierra. Esto es importante porque cualquier visita de humanos a Marte probablemente tendría que esperar un par de años para volver a nuestro mundo, mientras los planetas vuelven a acercarse el uno al otro en sus trayectorias alrededor del Sol. Por razones evidentes, sería poco recomendable emprender la travesía cuando estamos en polos opuestos del sistema solar.

Algo que tienen en común todas estas noticias que nos llegan de otros mundos es la capacidad de hacernos soñar con el futuro. Una colonia marciana, o en cualquier otro cuerpo celeste, aún se presenta como una meta muy lejana, más propia de las páginas de ciencia ficción que de un proyecto tangible. Aún así, el universo nos llama. Marte, especialmente, nos seduce a pesar de su aspecto desolado; y en nuestra exploración de los cielos -esa que hemos estado realizando con la mirada desde que somos humanos- cada día descubrimos más sobre lo lejos que es capaz de llevarnos el conocimiento. Igualmente, estas notas nos dan esperanza para con nuestro propio mundo: la cuna de la vida. Si hasta en un planeta frío y desértico como Marte pudiésemos construir un hogar (si sabemos algo de química y física) -qué no podremos lograr acá en nuestro punto azul, donde todas las condiciones están dadas, si nos atrevemos a pensar con honestidad y valentía sobre los problemas actuales.

Curiosity está explorando otro planeta, pero pienso que a través de él todos podemos conocer un poco más sobre nosotros mismos.

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