Uno se pregunta, al contemplar esta imagen histórica, qué clase de pensamientos pasaban por las mentes de Neil Armstrong, Buzz Aldrin (no retratado) y Michael Collins en ese caminar hacia la cápsula del Apolo 11, que descansaba en la cima del épico cohete Saturn V – el encargado de llevarlos hasta la órbita terrestre; el primer paso de su visita a la Luna.
¿Estarían pensando en sus seres queridos? ¿Recordando los detalles más críticos y minuciosos de su entrenamiento? ¿Serían presa acaso de un miedo que habría paralizado a la mayoría de nosotros, pero que ellos fueron capaces de encarar?
Con frecuencia las imágenes no hacen justicia a los eventos que retratan, reduciéndolas a tan solo un punto de vista entre los muchos que constituyen una situación. En este caso – reconozco – la imagen lo dice todo magistralmente. Con tan solo verla, sabes que algo genial va a suceder; puedes palpar la tensión de los últimos minutos que preceden al viaje más sorprendente en la historia de la exploración humana.
Imagino que así – pensativas y determinadas – han de lucir todas las personas al dirigirse hacia la última de las fronteras.