En una copa de vino

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Y así, en un parpadeo, pasó la época navideña y nos encontramos ya en el 2014. Como algunos de ustedes habrán notado, nos tomamos una pequeña vacación acá en SHDG durante el período decembrino; tiempo que aprovechamos para visitar y compartir un poco con familia y amigos (en sitios desafortunadamente lejanos al cobijo del internet).

Como es de esperarse, luego de un mes sin publicaciones, mucho ha pasado y estaremos tomando nota de ello durante este primer mes del nuevo año. Igualmente, aprovecharemos los días siguientes para recordar un poco sobre los acontecimientos que marcaron pauta en el 2013, abriendo paso al nuevo hilo de publicaciones que les estamos preparando para el 2014 -junto con alguna que otra sorpresa.

La celebración de año nuevo, quizá tomando una copa de vino con nuestros seres queridos, resulta siempre un buen momento para notar esos pequeños detalles que hacen del universo un lugar tan interesante. La perspectiva cósmica -desde el origen del cosmos hasta los componentes más fundamentales de la materia que nos compone- puede no parecer evidente durante estas ocasiones, pero está siempre presente, enriqueciendo la belleza de la experiencia humana. En palabras de Richard Feynman:

“El universo entero está en una copa de vino, pues allí habitan las cosas de la física: la mecánica del líquido que se evapora dependiendo del viento y el clima, el reflejo de la luz en el vidrio, y nuestra imaginación, añadiendo los átomos. El vidrio es destilado de las rocas de La Tierra, y en su composición vemos los secretos de la edad del universo, y la evolución de las estrellas. ¿Qué extraños compuestos químicos están en el vino? ¿Cómo se formaron? Están los fermentos, las enzimas, los substratos, y los productos. Allí en el vino se encuentra la gran generalización: toda la vida es fermentación. Nadie puede descubrir la química de la vida sin descubrir, como lo hizo Louis Pasteur, la causa de muchas enfermedades. ¡Qué vívido el Claret, que declara su existencia a la consciencia que lo observa! Si nuestras pequeñas mentes, por alguna conveniencia, dividen la copa de vino – el universo – en partes: física, biología, geología, astronomía, psicología, y así; recordemos que la naturaleza no lo sabe. Así que unámoslo todo de nuevo, y no olvidemos para qué es. Dejemos que nos de un placer final adicional: ¡bebamos y olvidemos todo!”

Me atrevo a añadir a estas palabras que representa aún más esa copa si es compartida con esas personas que siempre están allí, aunque un océano entero las separe. Espero que todos hayan tenido unas felices fiestas, gigantes.

Es un placer estar con ustedes de nuevo, en estos espacios.

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