La búsqueda de Kepler finaliza

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Llegó la hora de comenzar nuestra recopilación de las noticias que más nos llamaron la atención durante el 2013, acá en SHDG. Ya sea por sus posibles implicaciones tecnológicas, lo significativo para con las investigaciones futuras, o tan solo la épica sensación de que hemos descubierto algo que las generaciones previas solo pudieron imaginar, las siguientes 20 notas nos hicieron pensar profundamente sobre nuestro lugar en el cosmos; sobre la fragilidad de nuestro mundo, pero también en la entereza que podemos demostrar día a día en ese esfuerzo continuo por ver más allá. Los dejo con la primera reseña:

20) La búsqueda de Kepler finaliza.

Si has estado en la inmediaciones de un dispositivo conectado a internet en el 2013 (y sigues las publicaciones correctas) probablemente te has visto inundado de información sobre el descubrimiento -casi semanal- de nuevos planetas flotando alrededor de otras estrellas en nuestra galaxia, al punto de convertirse en un anuncio casi trivial.

Cuesta creer que hace poco más de 20 años no existía información confiable sobre la existencia de ningún planeta fuera de nuestro sistema solar, contándose – en ese momento – con tan solo 9 en todo el universo, 6 de los cuales se “conocían” desde la prehistoria (desde Mercurio hasta Saturno son visibles sin telescopio). El primer mundo orbitando otra estrella se detectó en el año 1992 y desde entonces no han dejado de aparecer. Sin embargo, la verdadera explosión de exoplanetas vino dada por el lanzamiento del Telescopio Espacial Kepler en el 2009.

No mucho más que una cámara gigante de 95 megapíxeles, el telescopio tenía como misión concentrarse en observar la misma región del cielo fijamente, siguiendo el rastro de minúsculas disminuciones periódicas en la luz que recibía de 145 mil estrellas, causadas por el tránsito de algún planeta que se atravesara en la fotografía. Eso hizo por 4 años, en los cuales se confirmaron 134 nuevos mundos en 76 sistemas solares, y más de 3,200 señales de posibles planetas que requerían más tiempo para confirmarse totalmente. Muchos de estos planetas se encontraban a la distancia correcta de su estrella como para que tuviesen agua líquida, dado que se cumplieran algunos otros criterios.

Así, en unos pocos años, nuestra galaxia se volvió un lugar mucho más interesante.

Desafortunadamente, a mediados del 2013 el telescopio sufrió una falla catastrófica en un par de ruedas de reacción, impidiéndole mantener la mirada fija en un mismo punto del firmamento. A pesar de los intentos por repararlo remotamente, el telescopio quedó incapacitado para continuar su misión previa. Planes alternativos se han propuesto, y se encuentran siendo discutidos, que le permitirían seguir buscando planetas alrededor de estrellas que requieran de una menor precisión en el tiempo (como las enanas rojas). Por el momento, continúa flotando silencioso en el vacío, esperando nuevas instrucciones que le permitan seguir penetrando los misterios del universo.

Sea cual sea el destino de este genial telescopio, lo cierto es que la información que nos envió amplió enormemente nuestra visión sobre nuestro lugar en el espacio. Los ancestros creyeron por mucho tiempo que La Tierra era el único mundo que existía – el centro inamovible de la creación; una ilusión que cada descubrimiento científico nos desmonta aún más. Comprender la increíble diversidad de planetas que existen allí afuera nos contagia de humildad, sin duda, pero también nos dirige a apreciar más lo especial que es nuestra pequeña esfera azul – indiscutiblemente, una entre miles de millones.

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