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El truco es relativamente simple, y una manera segura de convertirte en el centro de atención de la fiesta. Comienza colocando verticalmente, en una superficie plana, dos láminas de metal conductivo totalmente descargadas una al lado de la otra –digamos, a un par de nanómetros de distancia. Luego, extrae todo el aire, ondas de radio, neutrinos espaciales, partículas subatómicas, y en general hasta el más mínimo rastro de materia o energía del espacio alrededor de las láminas, sumergiéndolas en un vacío absoluto. Una vez lograda esta hazaña, habrás dejado en pie el escenario para contemplar en acción uno de los fenómenos más misteriosos y elusivos de todo el universo. Miles de generaciones humanas pasaron de largo por esta Tierra sin tener idea de que era posible lo que ahora estás por mostrar a tu audiencia. No los hagas esperar, y coméntales que están por unirse las láminas frente a sus ojos, sin acción tuya – empujadas únicamente por “la nada”.

El espectador informado en las sutilezas de la mecánica cuántica podría cuestionarte en este momento. “De seguro te refieres en realidad al vacío cuántico, en lugar de la nada” –te dirá, haciéndote saber que conoce bien esa particularidad del vacío -aunque sea absoluto- de producir y aniquilar partículas continuamente, en todas las longitudes de onda, sin fuente de energía aparente. Él sabe que hay una densidad de energía en el vacío, pero piensa que siendo ésta virtual e inmedible, no podrá mover tus láminas – esa energía es igual a cero en la práctica, y tu truco no va a ningún lado.

casimirPara tu satisfacción, el truco está pensado para superar justo ese problema. Precisamente por eso colocaste las láminas tan cerca una de la otra. Puede que el vacío genere partículas en todas las longitudes de ondas, en todos lados, pero no todas esas longitudes caben en el par de nanómetros que dejaste entre las láminas. Efectivamente, creaste un pequeño espacio donde la densidad de la energía es obligatoriamente menor a la del vacío tradicional (menor que cero), y las partículas de afuera -que son mucho más numerosas- terminan por vencer, juntando las placas.

Felicitaciones, el efecto Casimir te ha convertido en el alma de la fiesta.

Pero no te conformes con eso. La energía negativa que acabas de crear podría ser la clave de un proyecto mucho más ambicioso: el viaje más rápido que la luz.

Así lo revelaron los cálculos del físico Miguel Alcubierre en los años 90: dada una enorme cantidad de materia exótica (alrededor del equivalente a la masa de Júpiter en materia con energía negativa), un motor de distorsión espacio-temporal podría construirse sin romper ningún principio de la relatividad, arrastrando a una nave por el océano del cosmos muchas veces más rápido que la luz en el vacío.

10302161_571734739613365_7963020166873348896_nClaro, esa es muchísima materia exótica, pero cálculos más recientes realizados en la NASA han logrado reducir dramáticamente la cantidad necesaria a menos de una tonelada, lo cual lo vuelve suficientemente “factible” como para estudiarlo más a fondo. Al día de hoy se realizan experimentos que ponen a prueba el concepto a nivel microscópico, tratando de medir a un fotón viajando más rápido de lo que debería ser posible a través de una burbuja de espacio-tiempo distorsionada.

Si logra este truco, el físico Harold White se convertiría en el alma de una fiesta que cambiaría nuestra sociedad para siempre, y en un esfuerzo reciente por emocionarnos con la idea liberó esta imagen de la manera en la que podría lucir una nave interestelar que use su concepto de motor supralumínico.

¿Es esta la nave que transportará humanos a otros sistemas solares? Es difícil decirlo, pero algo es seguro: si existe alguna clave para explorar este universo, la ciencia y la imaginación son sin duda el camino para revelar sus secretos.

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Sin comentarios
  1. Angelo dice

    Sería una fiesta un tanto diferente!

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