La reina de los puntos ciegos

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Mapa MentalNo tiene sentido negarlo: en más de una forma, todos tenemos nuestros puntos ciegos. Por virtud de nuestra dependencia de esos 5 sentidos evolucionados para la satisfacción de necesidades inmediatas, y una capacidad limitada para el procesamiento de información, hay mucho que se nos escapa del universo que habitamos. De la majestuosa amplitud del espectro electromagnético, nuestros ojos apenas perciben una porción minúscula –adecuadamente llamada “luz visible” – mientras los “colores” que componen los segmentos infrarrojo y ultravioleta se declaran invisibles a nuestra mirada. Igualmente modesta es nuestra capacidad auditiva, alcanzando su máximo en los 20 mil Hertz de frecuencia, en comparación con los casi 80 mil que detecta un gato común, o los 200 mil que le permiten a algunas especies de murciélago cazar a sus presas.

Verdaderamente, nuestro equipamiento natural deja bastante que desear. Por fortuna, el cerebro humano ha resultado suficientemente hábil como para compensar en todos los casos las “deficiencias evolutivas” presentes en otros aspectos. Incapaces de recorrer grandes distancias con sus cuerpos relativamente débiles, los humanos se inventaron toda clase de vehículos, y ahora atraviesan mares, cielos y tierras a velocidades impensables biológicamente. Micrófonos y audífonos han logrado ampliar el rango de nuestros oídos, mientras que microscopios y telescopios nos permiten ver lo muy pequeño y lo muy lejano con una claridad cada vez mayor.

Más aún, entendiendo el mecanismo de funcionamiento de la luz, hemos sido capaces de traducir esos “colores invisibles” del espectro electromagnético, abriendo a nuestros ojos un nuevo universo más allá del brillo blanco del Sol. A través de los métodos y herramientas de la ciencia, nuestros sentidos y capacidades se expanden hacia el infinito – pero no todas las dificultades sucumben tan fácilmente ante su poder.

En la actualidad, telescopios como el Hubble -en órbita alrededor de nuestro mundo- han podido discernir galaxias a 13,300 millones de años-luz de distancia (en el borde de lo observable, dada la edad del universo). Sin embargo, hay muchos objetos más cercanos que no podemos ver, obstruidos por el brillo incandescente de La Vía Láctea. Aproximadamente un 20% del cielo se oculta tras el área central de nuestra galaxia –el punto ciego astronómico. Como es evidente, una imagen completa de nuestro vecindario estelar también nos elude.

Aún armados con las enormes capacidades que la ciencia nos confiere, no hay mayor reto que estudiar integralmente un conjunto que nos contiene a nosotros mismos, como lo es la galaxia. Para entender la totalidad de un sistema, se hace necesario salir del mismo y observar su comportamiento desde afuera. Quizá de allí nace la gran complejidad del más difícil de los objetos de estudio: la consciencia humana – la reina de los puntos ciegos.

brainIncreíblemente, esa amplia consciencia que nos ha permitido librar tantos obstáculos bien podría ser el único fenómeno natural que escape a su escrutinio. Para neurocientíficos y filósofos, la dificultad de entender la consciencia humana puede dividirse en dos: el problema fácil y el difícil.

Fácil – en el sentido de que es un problema entendible con una solución definida – sería comprender cómo el cerebro separa los procesos inconscientes (como el ritmo del latido del corazón) de los conscientes (como las ideas y pensamientos), y cuáles fueron las presiones evolutivas que dieron origen a esta división. Es muy posible que dedicando recursos a estudiar el cerebro podamos avanzar pronto en este tema.

Difícil – en el sentido de que ni siquiera sabemos si es un problema real o tan solo una mala interpretación del fenómeno – sería comprender de dónde emerge la “sensación subjetiva”; la noción de que somos un “yo” diferenciado, no localizado, que solo podemos presumir en el resto de nuestros pares (mas no comprobar en su actividad cerebral). El “pienso, por lo tanto existo” del que habló René Descartes.

Las soluciones, de haberlas, están sin duda ocultas en la interacción de nuestras muchísimas neuronas, luchando por entenderse a sí mismas. Después de todo, “la mente” es lo que el cerebro hace – con todas sus virtudes y fallas; puntos ciegos y capacidades prodigiosas.

Efectivamente, cada una es un universo entero.

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2 Comentarios
  1. Argenis Giménez. dice

    Uno el ser humano es Dios; es la única manera de que Dios sea real no una falsa creencia. El sicoanálisis es la ciencia que fundamentalmente y en integración con otras ciencias puede, (y ya lo ha hecho bastante) responder a esas interrogantes dejadas en ese texto anterior que acabo de leer..

  2. Argenis Giménez. dice

    Uno mismo el ser humano es Dios; es la única manera de enfocar objetivamente como real la creencia falsa de un Dios. Las preguntas intrigantes de ese texto que acabo de leer pueden ser resueltas y ya están en buena parte con la ciencia del sicoanálisis y en integración con otras ciencias pertinentes.

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