El llamado de la divulgación

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hitchens (2)La respuesta usual del ingenioso autor y periodista, Christopher Hitchens, a esa pregunta que tanto le hacían los entrevistadores de radio y televisión es tan clásica como inevitable para todos los que compartimos en alguna medida su vocación. Aunque es claro que ninguna de sus elaboraciones retóricas sufría de lentitud al ser expresadas, ésta era tal vez la pregunta que más rápido encontraba réplica en su diálogo, posiblemente por ser tan personal:

“¿A qué edad, Christopher, supiste que querías ser escritor?”

Considero sabio aclarar de entrada que en ninguna capacidad pretendo equipararme con un pensador de este calibre, y presumo que no tardarían mucho en romper mi burbuja si lo hiciera, pero debo confesarles que en este aspecto particular Hitchens y yo concordamos del todo. También para mi, al ser confrontado con la interrogante, la respuesta fluye autónoma de los labios: “Siempre lo supe. En cierta forma, la profesión me eligió a mi”.

Dr. Neil deGrasse Tyson Visits NASA GoddardUna anécdota similar, incluso más detallada y rica en sus implicaciones, nos comparte el astrofísico Neil deGrasse Tyson –una superestrella de la ciencia si alguna vez ha habido alguna– cuando relata cómo “el universo lo llamó” durante una visita infantil al Planetario Hayden, en Nueva York. Ahora que es el director de esta institución, Neil recuerda con frecuencia cómo se enamoró del cielo estrellado ese día en el planetario, pues le era imposible apreciarlo en la noche citadina.

Estas historias, lejos de querer insinuar la existencia de destinos preestablecidos para los seres humanos (claramente, de no haberse producido el esfuerzo que demandaba cada profesión de poco habría servido el “llamado” inicial), son vivencias que nos hablan de una realidad mucho más profunda que la de los momentos proféticos que algunos quisieran asociar a ellas. Más allá de cualquier defensa, delatan al libre albedrío que tanto valoramos como el resultado de una poderosa ilusión, que nos lleva a creer que nuestras elecciones son totalmente objetivas, y que estamos siempre conscientes de las muchas maneras en las que el entorno afecta nuestro modelo de pensamiento.

La verdad pareciera, como es costumbre, estar más del lado de la humildad y la precaución, cuando estimamos qué tanto somos los amos de nuestras ideas, deseos y decisiones.

Podría ser ese recuerdo lejano, que a veces no sabes si realmente viviste o tan solo soñaste, el motor primario de la decisión totalmente racional que tomaste el día de hoy. Puede que el aspecto de una persona, instintivamente, te lleve a ignorar lo que tiene que decir. Es enteramente posible que no haya razones reales –no objetivamente– que te lleven a querer dejar un trabajo, por más bien remunerado que pueda ser, o finalizar una relación estable y sus años de experiencias. El cerebro en contadas ocasiones siente la necesidad de informar a su parte consciente sobre la naturaleza de sus conexiones neuronales, y no es de extrañarse que muchos sintamos una “vocación” que difícilmente podemos explicar hacia actividades muy específicas. Con algo de suerte y disciplina, podemos convertirla en una labor productiva para nosotros mismos y la sociedad que habitamos.

cerebro homer_simpson_brain_the_simpso_2560x1600_wallpapername.comClaro está que en pocos casos resulta sencillo. Aunque mi deseo más profundo sería poder dedicar una fracción considerable de cada día a leer sobre todo lo que sabemos y lo que no en el universo, y luego escribir para quien lo aprecie el resultado de mis análisis, es evidente por el tiempo que hemos pasado sin una nueva publicación que otras ocupaciones han tenido que ser priorizadas.

Mal bloguero.

Me disculpo, queridos lectores, en parte dejándoles saber que no todo ha sido pérdida en este tiempo que se nos fue. Entre preparar mi ponencia –”A favor del naturalismo”– para el próximo “Segundo Congreso Mexicano de Ateísmo” (discutiendo la evidencia que nos ofrece el universo sobre el misterio de su creación), y recopilar una cantidad de información considerable para las próximas publicaciones, considero que “el llamado” ha sido honrado, en buena parte.

Más aún, me alegra informarles que estaré retomando las publicaciones en los próximos días, y vaya que tendremos mucho de qué hablar.

Hay todo un universo esperando ser explorado.

2 Comentarios
  1. ArieliSs!! dice

    No tienes porque disculparte ApolloXI. Quienes realmente valoramos tus reflexiones (como es mi caso) estamos siempre a la espera, expectantes, de tus próximas palabras.

    Recuerda, el tiempo es relativo por lo que en la emoción de ver que has compuesto una nueva obra de arte no tenemos lugar en nuestros cerebros para recordar cuando leímos algo de ti anteriormente y nos concentramos a disfrutar del actual escrito. Además, eso tan maravilloso que leemos nos los das gratuitamente, ¿qué derecho tenemos para reclamar?

    !Un saludo y sigue adelante!

  2. Argenis Gimènez. dice

    De verdad que me reconforta conocer o, por lo menos, relacionarme asi como lo hago con una persona que estè participando con una ponencia para un congreso de una orientaciòn atea sana no fanàtica. Y en giro de idea te sigo diciendo que estoy seguro que no soy el ùnico que aprecia tus escritos en SOBRE HOMBROS DE GIGANTES, pero; de lo que no estoy seguro es que yo sea el que mas aprecia de la mejor manera el resultado de tus anàlisis en tus escritos. Y en un ùltimo giro por ahora termino dicièndote en este tuteo confianzudo pero muy reverente de mi persona para usted que: Como lo tengo escrito en mi Sìntesis Autobiogràfica del Loco de la Pancarta yo no se explicarme del todo y tampoco me acuerdo en què momento ni en què circunstancia me naciò siendo muy niño el deseo que yo siempre expresaba entonces diciendo que querìa ser un hombre grande muy importante y que supiera leer y escribir. Hoy en dìa ya de cincuenta y cuatro años de edad, aunque no con las mismas palabras pero sì con el mismo sentimiento y maduro de caràcter digo lo mismo en mi poema: _Maestro de la vida / del arte de vivir / maestro de maestros / maestro de la humanidad quiero ser. / Que mi vida se transforme en una obra maestra ejemplar en la historia.

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