Cualquiera que lea esta página con cierta frecuencia sabe que solemos expresar gran apreciación por la Luna. No solo es el único astro que ha sido visitado por seres humanos; también su presencia en nuestro cielo nocturno influye en muchos aspectos de nuestras vidas y cultura, así como el funcionamiento de la naturaleza al que estamos acostumbrados. Nuestro satélite natural es el mayor del sistema solar proporcional a su planeta padre (La Tierra, en este caso), y gracias a eso estabiliza nuestro giro causando que las estaciones sigan ciclos fácilmente predecibles, que les resultaron muy útiles a nuestros ancestros.
Dado lo mucho que nos afecta su presencia, entretiene imaginar cómo sería la vida – y las posibles sociedades que puedan surgir – en planetas en los que tan solo un detalle como el número de lunas sea diferente. Un buen ejemplo nos presenta el Curiosity (pronto a cumplir ya un año en su misión), con esta imagen de las dos lunas de Marte, tal y como puede observarlas este explorador robótico en su cielo. Son Fobos (la grande y más cercana) y Deimos a su derecha en la fotografía. Estos satélites marcianos, más parecidos a asteroides por sus formas irregulares, se comportan muy diferente al nuestro. Fobos, por ejemplo, transita al revés – de oeste a este – y cruza el cielo en 11 horas. Deimos se mueve en sentido contrario, y muy lentamente (tarda varios días en cruzar el cielo). Son un par de rocas muy interesantes, y no están desprovistas de misterios. La inestabilidad de la órbita de Fobos y su composición parecieran sugerir que se trata de objetos capturados por la gravedad marciana (de hecho, se espera que Fobos se estrelle con el planeta rojo en unos 50 millones de años, o que se quiebre en un anillo como los de Saturno). Pero debido a que también siguen círculos bien definidos (algo poco común en objetos capturados), también se sospecha que podrían ser el resultado de algún choque interplanetario – tal como nuestra propia Luna.
Cualquiera sea el caso, y a dónde nos termine llevando la evidencia respecto a su origen, estas serán las lunas que los posibles futuros colonos marcianos verán en su cielo. Me pregunto cómo influirán en su cultura y desarrollo, dado el paso de las épocas.