Si por alguna razón los dejó perturbados el gráfico que posteamos hace poco mostrando los asteroides que tienen órbitas cercanas a La Tierra – y por tanto presentan riesgo de impacto, les alegrará saber que la NASA ha decidido reactivar la misión WISE (Explorador de Reconocimiento Infrarrojo de Campo Amplio, por sus siglas en inglés), cuya función principal es descubrir y hacer seguimiento a estos objetos potencialmente peligrosos.
El observatorio – lanzado en el 2009 – había estado “hibernando” luego de ser decomisionado en el 2011 al agotar su combustible criogénico (cosa que evita que funcione al 100%). En el tiempo que estuvo estudiando el firmamento, WISE detectó más de 33 mil nuevos asteroides y cometas, de los cuales unos 136 se consideran de alto riesgo por su trayectoria y tamaño. Este mes que viene, esa cacería continúa.
El esfuerzo viene dado por el interés que ha expresado la agencia espacial por capturar y mover un asteroide, poniendo en práctica las tecnologías que eventualmente podrían salvar al ecosistema terrestre de un impacto aniquilador. Igualmente se plantea la meta de que astronautas visiten una de estas rocas para el año 2025.
Ahí arriba, en el inmenso vacío del sistema solar, flotan libremente todos los materiales que requeriríamos para ir colonizando gradualmente el cosmos, con la ventaja añadida de que no hay una gravedad inmensa (como la terrestre) que superar para transportar las cargas. Para la mayoría de los expertos en el tema (y eso incluye a muchos lectores de ciencia ficción) es cuestión de tiempo para que estos cuerpos – que tanto han alimentado nuestros miedos desde que descubrimos lo que le hicieron a los dinosaurios – sean integrados a la economía global, y terminen convirtiéndose en los escalones de nuestra subida hacia las estrellas.
Por lo pronto, es bueno saber que se hacen esfuerzos para evitar que uno de ellos nos silencie antes de tiempo.