Depuración del código fuente

0

Si un día pasáramos caminando por el frente de la magnífica Librería de la Universidad de Harvard y – siendo presas del aburrimiento más severo – decidiéramos entrar a matar el tiempo contando cada letra de cada uno de los más de 15 millones de libros que adornan sus impresionantes estantes, estaríamos contemplando pasar unos 30 mil años perdidos en los mundos mágicos de la literatura mundial – suponiendo que contamos una letra por segundo. Al finalizar, habríamos tomado nota de más de un millón de millones de caracteres, representativos de todas las culturas, las ciencias, las artes; un reconocimiento de que el cosmos entero habita en los libros.

Quizá te sorprendería saber, luego de tu larga faena, que esa misma cantidad de información se estima existe en cada célula del cuerpo humano (en sí una colección de mil millones de millones de células) codificada en la maravillosa molécula del ADN. Efectivamente, con la información genética de tan solo una célula de tu cuerpo pudiesen llenarse 100 millones de páginas de la enciclopedia más completa jamás escrita – un tomo eterno compuesto por tan solo 4 caracteres que se repiten en innumerables combinaciones: las instrucciones precisas para hacer un ser humano.

Desafortunadamente, siendo un producto de la evolución accidentada de nuestra especie, este código logra su propósito (estamos aquí, después de todo) pero ningún programador lo consideraría elegante. El mejor estimado que tenemos sobre la funcionalidad de una molécula de ADN coloca su contenido útil real en alrededor del 2% – el resto siendo una mezcla entre basura obsoleta de genes inactivos que en algún momento sirvieron un propósito, y una enorme cantidad de marcadores genéticos que rigen la manifestación práctica del código.

Pero allí está el secreto. En los miles de millones de “caracteres” que efectivamente contienen información relevante está todo lo que somos como seres vivos; desde los aspectos evidentes como el color de nuestros ojos y el tono de nuestra voz, hasta los procesos internos más alejados de nuestra experiencia consciente, como la distribución interna de la energía producida por el metabolismo. Más aún, nuestras fortalezas y debilidades están también allí plasmadas – cada gen “luchando” por su propia reproducción.

El tamaño del poder que nos otorgaría entender por completo la manifestación del ADN solo puede equipararse con el reto que representa la tarea. Decenas de enfermedades ahora incurables podrían erradicarse por completo, si lográramos identificar a los genes causantes y eliminarlos de la cadena. El trabajo apenas comienza, pero 2013 nos dejó un avance en esta área que podría ser muy significativo en los próximos años.

El sistema CRISPR, tal como fue publicado en Science, utiliza un mecanismo de las bacterias que les permite expulsar ADN ajeno (como el de un virus), pero guiado por ingenieros genéticos para la identificación y eliminación de genes negativos – tal vez hasta insertando un gen saludable en su lugar. Esta medicina genética, apenas naciente, promete continuar la tendencia de incremento en la expectativa y calidad de vida humana, quién sabe hasta qué límites.

Quizá algún día un ser humano pueda sentarse a contar todas esas letras, y le sobre el tiempo.

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.